Pensé mucho cómo hacer esta tarta... sí lo sé hay millones de ellas en la red, de original no es nada pero en un principio quería una tarta de varios pisos modelando figuras de la película de Cars, porque si os digo la verdad me daba un poco de miedo dar forma al bizcocho ¿y si no se parecía a nada a Rayo? Después de estudiar bien las posibilidades me arriesgué a hacer la tarta en 3D ¿por qué? pues para cambiar un poco y hacer cosas diferentes, no he hecho muchas tartas de este estilo, enfrentarme a mis miedos del torneado de bizcocho, por una cuestión también de cabezonería, me han propuesto varias veces hacer una tarta de Rayo y por una cosa u otra siempre se ha terminado frustrando y sobretodos porque era para Pablo, un niño que cumplía 2 años y pienso que para estas edades lo mejor que funciona son tartas así, su gran amigo a lo grande sin figuras y detalles donde perderse, un niño de dos años no tiene tiempo para admirar y remirar las cosas tiene muchas cosas que hacer, y descubrir, para ellos todo es nuevo, así que hay que hacer las cosas de forma que les llame mucho la atención y que mejores una tarta enorme con forma de su personaje favorito Rayo McQueen.
Lo primero el bizcocho, en un principio lo hice de naranja pero... las prisas hicieron que no fuera posible saqué el bizcocho del horno antes de que estuviera listo y aunque lo volví a introducir en el horno ya no sirvió de nada, ya no volvería a subir, se quedó plano un fantástico bizcocho de 12 huevos... así que lo volví a hacer pero esta vez de vainilla... Para modelar el bizcocho me armé con todas las herramientas disponibles, hice un montón de impresiones en papel del coche para verlo por todas las partes y cogí prestado el Rayo McQueen radiotelegido de mi niño Kike y así me fuí guiando para darle forma. El bizcocho que hice era alto pero no lo suficiente así que tuve que ir poniendo trozo aquí y trozo allá de lo que recortaba, cuando ya tuve la forma empecé a bañarlo con almíbar de vainilla y a rellenarlo con ganache de chocolate, lo cubrí también con el ganache y lo dejé en la nevera hasta el día siguiente, para que endureciera bien y no tuviera problemas al ponerle el fondant de esta manera no perdería la forma.
Tuve un pequeño problema, necesitaba mucho fondant rojo y apenas me quedaba, tenía que comprar y estábamos de fiesta por el puente de diciembre, eso quiere decir tiendas cerrada, y la compra on-line tampoco era una opción por lo mismo... así que decidí pintar el fondant, un poquito de alguna bebida con alcohol blanca, elegí el anís, donde disolví una pizca de colorante rojo, yo uso el de Sugarflair y una vez cubierta la tarta con fontant ¡a pintar con un pincel! la verdad es que queda un rojo muy intenso le dí varias capas y después terminé de decorar con todos los detalles del coche. El mismo día de la fiesta antes de envolver la tarta le dí otra mano de pintura, el coche quedó con brillo, personalmente me gustan las tartas sin brillos, mate, pero a ésta le iba que ni pintado ¿no? y nunca mejor dicho.
A Pablo le gustó mucho la tarta, es un niño super expresivo así lo demostró de sobra y cuando llegó el momento de cortar la... no sé... creo que Pablo no va a querer saber nada más de mí, se echaba las manos a la cabeza y decía <<Rayo McQueen se ha roto!>> Tengo que decir que no fue el único sorprendido, entre los invitados había gente que nunca había visto una tarta de fondant y hay que decir que cuando ves una por primera vez te quedas pensando si algo así es comestible y más cuando son tartas con forma de objetos.
Bueno, otra entrada más terminada, aprovecho para felicitaros las Fiesta, Feliz Nochebuena y Navidad.
Besitos!